Por Carlos Lezcano
En el marco de las actividades de la presente edición de ArteCo, este sábado a las 18.30, en la ex Usina, tendrá lugar la presentación del libro “Colección Mendonca. Arte contemporáneo de Paraguay. Dos relatos”, editado por Adriana Almada.
Se trata de un libro que reflexiona sobre la idea del coleccionismo privado y su llegada al espacio público del museo, sus implicancias y repercusiones, pero además analiza las motivaciones del coleccionista y sus preocupaciones no solo estéticas sino históricas y sociales del Paraguay, país donde vive. Por lo tanto, la pasión por el arte contemporáneo de su país es a la vez una mirada sobre los acontecimientos del pasado reciente en la mirada de los artistas visuales actuales.
La colección de Daniel Mendonca no se trata solo de amontonar obras en un espacio privado sino la posibilidad crear un relato crítico y de ponerlo a consideración de sus conciudadanos en los espacios públicos de los museos.
“La colección Mendonca ofrece, en cierta medida, una cartografía del arte contemporáneo paraguayo. El coleccionista ha hecho un mapeo de líneas, tendencias, indagaciones, para crear una narrativa interna dúctil, susceptible de ser abordada de distintas maneras, que actúa como la urdimbre en tensión que sostiene la trama del tejido”, sostiene la critica en el texto “Un relato signado por la figura del exilio” que encontramos en el libro.
El Litoral conversó en la editora Adriana Almada, que es crítica de arte, curadora, escritora y editora.
Almada es de origen argentino, aunque desde muy joven reside en Paraguay. Desde su arribo al país, en 1984, ha desarrollado una amplia labor en el campo de las artes visuales, la literatura y el periodismo. Su área de trabajo y reflexión es el arte contemporáneo, tanto desde la producción artística como desde la curaduría de exposiciones y el coleccionismo. Ha curado numerosas muestras en Paraguay y el exterior. Es curadora de la Colección Mendonca de Arte Contemporáneo (Paraguay) y de Pinta Sud Asu. Fue vicepresidenta de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (Aica Internacional, París), presidenta de su Comité de Premios Internacionales y miembro del Comité de Congresos y del Comité de Publicaciones, y de Aica Paraguay. Colabora con diversas revistas y plataformas especializadas de arte contemporáneo y dirige en Asunción la sección cultural del diario El Nacional.
— ¿Cómo surge la idea de editar el libro sobre la Colección Mendonca? ¿Hay edición digital?
— Es un libro-catálogo que despliega las dos primeras exposiciones de la Colección Mendonca en Asunción. La publicación surgió de la necesidad de documentarlas e inscribirlas en la historiografía del arte: El exilio, realizada en el CAV/Museo del Barro en 2019, curada por Ticio Escobar, y Contrapuntos. Intervenciones a dos tiempos, desplegada en el Museo Nacional de Bellas Artes en 2020 y curada por Félix Toranzos. En estos momentos estamos desarrollando el website de la colección, donde estarán disponibles todas las publicaciones, pues ya estamos preparando el libro sobre la tercera muestra, que tuve el placer de curar el año pasado. Se llamó La vida es breve y fue presentada en el Centro Cultural Citibank como parte del programa de Pinta Sud Asu, un art week en Asunción que este año tendrá su segunda edición. También estamos avanzando ya en la cuarta exposición, que se llamará El país de las mujeres y se llevará a cabo en el Centro Cultural de España Juan de Salazar. Esta última, también bajo mi curaduría, reunirá producción de mujeres artistas en torno a cuestiones sociales, género y diversidad.
— ¿Cuál es el criterio del coleccionismo de Mendonca? ¿Cuál es su sentido?
— Durante más veinte años Daniel Mendonca fue reuniendo un volumen de obras que responde no solo a su intuición, su gusto o sus impulsos, sino a una “idea de país”. La colección está enfocada en la producción contemporánea de artistas paraguayos y extranjeros que residen en el país o abordan temas vinculados a él. Es una colección “situada”, en interacción continua con cuestiones cruciales de la historia y la actualidad social y política del Paraguay, al tiempo que ensancha sus márgenes de referencia con la incorporación de obras modernas y tardomodernas que permiten establecer filiaciones artísticas y contextualizan la práctica contemporánea. Cubre un arco temporal que se extiende desde la década de 1970 hasta nuestros días, con inclusión de algunas piezas más tempranas. Y ha demarcado su ámbito: el Paraguay, no solo como espacio físico de producción de obra sino también como concepto. A partir de estos dos ejes ha trazado su hoja de ruta. Desde la primera exposición a fines de 2019 hasta hoy, se ha visto enriquecida con un volumen importante de nuevas adquisiciones. Sin pretensión de totalidad, pero con un horizonte amplio, el coleccionista fue formando constelaciones significativas ligadas tanto al devenir histórico del Paraguay (Guerra de la Triple Alianza, Guerra del Chaco, dictadura de Stroessner) como a cuestiones actuales (violencia política, inequidad social, problemática indígena, género, diversidad sexual, identidades), sin dejar de lado el humor y cierta irreverencia lúdica presentes en algunas de las obras.
— ¿Cómo surge la posibilidad de exponerla en el Museo del Barro y el Museo Nacional de Bellas Artes?
— La primera exposición, El exilio, fue una iniciativa de Ticio Escobar y Osvaldo Salerno, directores del CAV/Museo del Barro, quienes animaron a Daniel a mostrar por primera vez la colección, en un recorte realizado por ellos. Reunió casi un centenar de obras y marcó la aparición pública de la colección como un corpus, si bien ya había prestado piezas para diferentes muestras en momentos anteriores. De ahí el nombre elegido por Ticio, quien empleó la figura del exilio para señalar el desplazamiento de las obras desde su “hábitat natural”, la casa Mendonca, al espacio del museo. Pero también para poner en evidencia la condición de exilio por la que transita toda obra cuando es puesta en escena en diferentes sitios. La segunda, Contrapuntos, fue particularmente interesante, pues confrontó dos conceptos de colección: el de Juan Silvano Godoi, considerado el primer coleccionista paraguayo, y el de la Colección Mendonca. El curador, un reconocido artista, intervino con obras contemporáneas la colección del Museo Nacional de Bellas Artes formada por Godoi a fines del siglo XIX y principios del XX. Fue realizada en plena pandemia, con un resultado sorprendente.
— ¿Cómo afectó la pandemia todo este proceso?
— La pandemia fue un gran paréntesis que nos permitió imaginar un horizonte para la colección, con nuevas muestras, publicaciones, un website… en síntesis, un programa de acciones que ya comenzaron a desarrollarse. Además de las próximas exposiciones y sus libros-catálogos, tenemos en marcha una colección de publicaciones a la que hemos llamado “Pensamiento crítico”, que reunirá ensayos sobre aspectos diversos del arte contemporáneo producido en y sobre Paraguay.
El Litoral, 19 de mayo de 2023